A cinco minutos de San Miguel de Allende se encuentra la reserva natural: El charco del Ingenio, el cual se ha convertido en un escape al cada vez más sofocado pueblo mágico.

La reserva natural se encuentra al resguardo de la asociación civil homónima, que junto al jardín botánico alberga más 850 las especies protegidas, todas estas especies son autorizadas por la SEMARNAT, muchas de ellas tardan años en crecer por lo cual son objeto del tráfico ilegal.

En la reserva natural también se han visto especies de aves en peligro de extinción como el búho o el pájaro carpintero.

Según La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, CONABIO, “En el estado de Guanajuato existen más de 366 especies, lo que representa el 34% de la diversidad a nivel nacional de las cuales 32 entran en alguna categoría de riesgo”1, por lo que este lugar es de vital importancia para la preservación de la biodiversidad de
la entidad, también funge como lugar de recreación y esparcimiento de los visitantes de este pueblo mágico.

El reconocido colector de cactáceas Charles Glass fue el cofundador de este espacio así como de la selección de la mayoría de las especies. La reserva natural y el jardín botánico fue consagrado por el Dalai Lama como “Zona de Paz”, durante su vista en el 2004, recibió esta distinción por la aportación de este espacio en la conservación de la flora y fauna de la región, además por la educación que los miembros de la asociación ofrecen como: visitas guiadas, conciertos, talleres, programas de educación ambiental, temazcales grupales entre otras actividades a la población en general.

Además es un lugar idóneo para salir a caminar, mirar el paisaje y respirar aire limpio, así como admirar las formaciones de piedras que rinden tributo a las fuerzas de la naturaleza, y es un verdadero deleite auditivo escuchar el sonido de las aves, el correr del viento incluso el eco de tu propia voz.

Entre las plantas mas curiosas que se pueden encontrar un enorme cactus de más de 100 años, el Echinocactus grusonii, mejor conocido como el asiento de suegra, cuyo nombre se debe a que era utilizado como método de tortura que consistía sentar a las mujeres sobre el para que dieran la ubicación de sus hijas durante la revolución mexicana.

Hasta el final de uno de los varios senderos está el conservatorio de plantas mexicanas, con lo más representativo de cactáceas del país, uno de los más vistosos es el Cephalocereus senilis o más conocido cabeza de viejo, por su característico pelo blanco que lo cubre en su totalidad y que puede llegar a medir más de 15 metros de altura y vivir más de 200 años.

El conservatorio tiene una estructura semi curva que lo protege, posee un sistema por bombeo que suministra agua a los estanques que tienen plantas acuáticas, anfibios y peces, creando así su propio microambiente.

Si quieres una sensación más refrescante, puedes encontrar una enorme cueva de ramas de tule que al encontrarte dentro de él la temperatura baja notablemente.

Con esfuerzos propios la organización también creo humedales de más de 10 metros de profundidad, que han sido de vital importancia para el mantenimiento de la diversidad de la región, pues sirven de refugio para numerosas especies que buscan alimento, reposo y sombra, además funcionan como filtro natural que limpia el agua de lluvia que cada vez llega más sucia y lodosa al centro de San Miguel.

San Miguel de Allende al paso del tiempo ha transformado su entorno natural en espacios urbanizados mal diseñados que no han permitido el libre cauce y filtración del agua, por los que los humedales cumplen una vital función.

Por último si quieres llevarte algún producto de artesanos de la región hay una tienda con una gran articulos orgánicos como mermeladas, mieles, o licores, y artesanías de la zona.

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